Los insurgentes han tomado Ibi una vez más al grito de “justicia nova’. Como cada 28 de diciembre, Els Enfarinats arrebatan la vara de mando al alcalde de la localidad, dando así comienzo esta Fiesta de Interés Turístico Autonómico.
Bajo el mandato del nuevo alcalde enharinado, los rebeldes llevan “el caos” a las calles de la ciudad, aunque en este 2022 el campo de batalla se ha limitado a la del Ayuntamiento.
Como es costumbre en esta fiesta de invierno alocada, los rebeldes se enfrentan a la oposición en una batalla campal de huevos y harina. Ibi adquiere así su tradicional aspecto blanquecino, para deleite de los participantes y de los inocentes viandantes que se ven involucrados en la refriega.
Después de la tempestad viene la calma, con la rendición de la oposición en las escalinatas de la Iglesia de la Transfiguración del Señor y la unión de los dos bandos enfrentados en una misma causa: recaudar fondos para el asilo de ancianos San Joaquín de Ibi. Ésta se lleva a cabo en los establecimientos de la localidad, por lo que, según Turismo de Ibi, los vecinos pagan las multas “con mucho gusto“.
El fin de fiesta lo pone la «Dansa» de mujeres que lucen trajes lujosos, hombres ataviados con elegantes capas y personajes como «Els Tapats», con sus disfraces, capas y máscaras. La inauguración del baile es el último acto del alcalde de Els Enfarinats hasta su próxima rebelión, ya el año que viene.
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